jueves, 11 de noviembre de 2010

De los monstruos que no marchan



El deseo es un mar profundo,
que te engulle y ya no te deja marchar.


No puedo olvidar la arruga en la piel curtida,
el frio, en la piel muerta,
la calidez, en la piel femenina,
ni la suavidad, en la inocente.
La deformidad de la piel malhecha,
el pecado en la piel prohibida.

No puedo acallar a los monstruos que rugen,
a los recuerdos que emergen,
ni a la decadencia que irrumpe.

Sentí una vez el deseo. 

Ya no lo puedo olvidar.

2 comentarios:

  1. Me gustaron muchisimo tus versos, llenos de anhelos y sensaciones.

    Abrazos.

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  2. Deseo que nunca se esfume el deseo.

    Un gran saludo.

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