miércoles, 21 de abril de 2010

Sumisión

Bueno, y recuperando las palabras que eran mías, 
publico ahora aquello que escribí hace casi dos años
para quién hoy es el hombre de mi vida.

Para tí, Soul, porque siempre has inspirado mis más bellas palabras:



 Hay decisiones que tomamos en la vida que cambian su rumbo para siempre...

Ser sumisa ha sido mi decisión ... el hacer de mi amor y mis deseos una entrega sin límites...

Poder crecer con cada golpe... con cada caricia... el crearme a mí misma a través de las demas personas...

Y poder renacer cien veces... de cien maneras diferentes... como una pieza de barro moldeada por capricho del artista...

Y no perder mi esencia jamás...

Porque la sumisión es buscarme en tus ojos...

es mirarte... y temblar...

es entregarme a tus deseos... y olvidar todo aquello cuanto era...

es sentir el dolor en mi piel ... y dar las gracias por cada uno de los golpes que me regalas...

Sumisión son las lágrimas que se derraman y vas recogiendo una a una con tus labios...

es la uña que araña mis heridas ... y la saliva que las cura...

es entregarte hasta las palmas de mis manos y quedarme vacia a tu antojo...

Sumisión es llenarme de tu placer... de tu rabia... de tu alegria... de tu dolor...

Sumisión es morir como lo que soy...y renacer como la persona que deseas hacer de mi...

Porque no hay Amo sin esclava... así como esclava sin Amo...    

Plagio


Me ha sorprendido mucho reencontrar, 
en donde menos me esperaba encontrar, 
cosas que eran mías y que no tuvieron el permiso 
para ser expuestas así.
Estoy viviendo el plagio en mis carnes.
Y me jode, porque precisamente
esas palabras que escribí van dirigidas
a quién hoy es mi Amo, pero que en su día
no lo era, y fue como una especie de declaración.
Me jode que aparezcan expuestas en una 
cutre página de gotikillos, todos mis sentimientos
y que encima se lleve el mérito de gran 
escritora, la que lo colgó.

En fin, que no me gusta nada la gente que carece
de imaginación, o de cerebro, o de iniciativa...
Lástima que con lo bien que mueve la lengua esa chica
no diga cosas más interesantes y que sus deditos
juguetones no sean capaces de teclear sensaciones
de ella misma. 
Y eso que yo le inspiré unas cuantas.

lunes, 12 de abril de 2010

El maravilloso arte de provocar


Me llevó por sorpresa...,
como siempre que me lleva a algún sitio.
Yo nunca había estado en un local de intercambio...
y como él me dice siempre,
yo empecé en este mundo por atrás.
Era divertido...
acostumbrada a ir desnuda en locales
en donde algunos invitados van a cuatro
patas por el suelo, o son azotados a la vista
de todos los asistentes...
aquello de estar en un local
cuya mayor perversión es ir enrollado
en una toalla, buscando por los rincones
gente dispuesta a follar o a dejarse mirar...
me resultó muy divertido, la verdad.
Nada más poner un pie en el local,
ya sabíamos que íbamos a llamar la atención.
Le encanta a él, el provocar.
A mi también, aunque siempre muestre más pudor...
Había un pequeño cuartito, con función
de mazmorra. Lo habría usado alguien, alguna vez?
Entramos nosotros dos... y a los 5 minutos
teniamos a varias personas en la puerta,
observando... con una mezcla de interés,
excitanción, sorpresa, confusión...
Podía sentir sus miradas y susurros en la espalda.
No los veía, pero sentía que estaban allí.
Él disfrutaba... eso también lo sentía.
El dolor iba en aumento... la excitación aún más.

Lo más sensual era el lazo de complicidad
y de unión que nos ataba... y que supongo era
visible para los allí reunidos.
No creo que nadie se escandalizara...
a pesar de los sonidos de objetos contra mi piel
y de algunos gemidos de dolor...
a pesar de todo eso... la gente seguía observando
con avidez y fruición desde la puerta.

Provocar: 3. tr. Intentar excitar el deseo sexual en alguien.

Cuando me desató y me estiré para desentumecer
mis miembros doloridos por la presión, giré la cara
y allí estaba...
sus ojos pagaron toda la noche.
Esos ojos que tanto me recordaban a mí...
con curiosidad, con turbación, con excitación.
La rubia de la puerta estaba sola...
mirándonos. 
Sin duda había disfrutado del espectáculo...
tanto... que temo que algunos gusanos 
de nuestra perversión eclosionasen bajo
el fervor de su piel incandescente.