
La palabra voyeur deriva del verbo voir (ver) con el sufijo -eur del idioma francés.
Una traducción literal podría ser “mirón” u “observador”, con la connotación peyorativa del caso.
El voyeur suele observar la situación desde lejos, bien mirando por una cerradura, por un resquicio, o utilizando medios técnicos como un espejo, una cámara, etc.
La masturbación acompaña, a menudo, al acto voyeurista.
El riesgo de ser descubierto actúa, a menudo, como un potenciador de la excitación.
A la tendencia voyeurista se le asocia frecuentemente la tendencia exhibicionista (disfrutar mostrándose, más o menos abiertamente, semidesnudo o completamente desnudo).
Ambas conductas poseen un fuerte componente compulsivo, irrefrenable, mostrando los sujetos aumento de su tasa cardíaca y sudoración ante la aparición de estímulos relacionados con dichas actividades. Estos efectos físicos desaparecen tras la realización del acto voyeurista.
En algunas culturas el voyeurismo se considera una perversión y varios países lo han clasificado como un delito sexual.Está catalogado por la Sexología como una de las más de 130 parafilias conocidas.
Y yo me pregunto... si no consideramos perversión el placer de deleitarnos con una obra de arte, una película, con la fotografía, o cualquier medio visual que nos satisfaga de un modo placentero... por qué alertar sobre la observación morbosa del cuerpo humano y sus pasiones?
Todos llevamos un voyeur dentro...
Si eres de los que no pueden evitar asomarse a la cerradura...
pasa, estás invitado.


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